El autor ordena su mente para comprender la vida. Antonio Cabrera recurre a una prosa sin género para desentrañar lo que de inmediato y eterno hay en su existir: la poesía, los sentidos, la noche, lo leído, lo vivido, los recuerdos... En una época que adora lo fugaz y se rinde ante lo leve, Cabrera se pregunta: «¿Hace falta insistir en que del mundo únicamente nos separamos con el pensamiento?».