Mirar con asombro el mundo es ser carne de aforismo. Bajo la piel fría de lo ordinario se encuentra el milagro que logra
salvarnos de la rutina. En el desierto de los días repetidos germina la semilla de lo irrepetible. En este libro, la humilde
intención de rescatar lo que tantas veces pasa desapercibido, las cosas de siempre contempladas como nunca, lo importante
que a menudo se nos pierde en el rápido transcurrir de lo cotidiano. Cuando todo lo que vemos nos marca, todos los días
son señalados.