En la era de las apariencias y de la exhibición obligatoria, el filósofo francés Pierre Zaoui defiende la discreción en un ensayo a un tiempo elegante, original e inteligente en el que nos propone interrumpir la celeridad del tiempo mediante la captura de instantes de contemplación desinteresada. La discreción, una cualidad de carácter raramente puesta en valor, se vuelve aquí una forma gozosa y necesaria de resistencia.