El autor de este novedoso ensayo sostiene que una característica distintiva de nuestro mundo es la presencia de cosas descomunales que él llama "hiperobjetos", como el calentamiento global o internet, que tendemos a pensar como ideas abstractas porque no podemos entenderlas, pero que sin embargo son tan reales como un martillo.
Morton utiliza elementos de cultura popular y un lenguaje lleno de giros poéticos e irónicos para deconstruir con acidez la crisis ecológica derivada del antropoceno, e introduce nuevos conceptos filosóficos, como el que llama hiperobjetos: objetos tan extensos en el tiempo y el espacio que son imposibles de señalar o detectar directamente, como pueden ser la biosfera o el calentamiento global.