Con espíritu abolicionista Jacques Derrida nos induce a pensar una vez más, pero novedosamente, la actualidad de esa sanción irreversible denominada "pena de muerte". El pensador argelino-francés muestra cómo la historia de la filosofía estuvo con frecuencia al servicio de la pena capital frente a manifestaciones de tipo literario o jurídico que intentaron condenar dicha condena.