Desde el ensayo Perrillos del Halda ha sido posible narrar una porción de la historia humana, centrada en el arte que ocupa la escena. Ellas, las actrices en particular, y otros seres vinculados a la actuación, avanzaron día a día y organizaron un delicado sistema de supervivencia, y de apoyo, junto a un minúsculo, criticado y despreciado ser, un perrillo de escasa dimensión, de ladrido agudo y de andar minimalista al que apodaron falderillo -o del halda-.