Picasso encontró en cubismo en un burdel de la calle Aviñón de Barcelona ciertos escritores españoles prefiguraron intuitivamente el futurismo Baroja practicó un futurismo no aprendido entre Freud y Ramón y Cajal hubo un duelo silencioso y desigual el Dr. Ruiz propuso una ética del entusiasmo para combatir el mal de siglo Gómez de la Serna extrajo sus ideas de los juegos de sociedad la estética robótica e los Ballets Rusos injertaron el fogoso duende del flamenco. Estas premoniciones ilustran cómo una vanguardia sociológica precedió, en vísperas de la Gran Guerra, la gran eclosión de las vanguardias europeas. Con el aderezo de instantáneas, anotaciones y breves chispazos reflexivos, los capítulos de este ensayo despliegan con agilidad un abanico de novedosas interpretaciones que perfilan la existencia de esa vanguardia antes de la vanguardia de que habló el dadaísta Richard Huelsenbeck.